Iniciar un negocio en una pequeña localidad de la Extremadura de hace más de 40 años es una hazaña que pocos son capaces de llevar a cabo. En ese contexto nació Cristian Lay. Una marca de venta por catálogo cuya fortaleza era la proximidad del vendedor que llamaba a la puerta de las casas, catálogo en mano, ofreciendo aquello que se encontraba a cientos de kilómetros del comprador.
Una visión de negocio revolucionaria que nació de una actitud que sigue siendo nuestra seña de identidad: ser inconformistas y retar lo establecido.
Es así como hemos llegado a ser el Grupo que somos en la actualidad: un motor empresarial, laboral y económico que lidera la reindustrialización del país desde la España vaciada.
Y es precisamente esta visión inconformista la que da vida a nuestro propósito: retar lo establecido, generando valor para un mañana sostenible, tanto para la industria como para las personas.
Un propósito que es, a la vez, un manifesto sobre cuál es la actitud con la que abordamos nuestro día a día. Con una mentalidad abierta, curiosa y con la voluntad de ser cada vez más autosuficientes. Una visión compartida por todas las empresas de la corporación que nos ha llevado a ser uno de los grupos industriales más importantes a nivel nacional.
Todos los retos que hemos superado son fruto de una actitud basada en seguir mejorando lo que ya sabemos hacer, que genere un impacto positivo en las personas, tanto las que forman parte del Grupo como de la sociedad que nos rodea, y que fomente una industria autosuficiente, sostenible y medioambientalmente responsable.
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